Como explicábamos, el primero de los tres grupos de público objetivo al que debemos dirigir nuestro mailing postal es el de las personas o empresas que ya son clientes.

 

Uno de los errores más frecuentes en los pequeños y grandes negocios, es la falta de políticas de fidelización. El mailing postal es una herramienta perfecta para llevar a cabo ese objetivo.

 

Tus clientes te han dado su mayor muestra de confianza: su dinero. Eso, teniendo en cuenta el actual escenario de crisis  donde los presupuestos familiares y empresariales son escasos y se decide su uso con sumo cuidado, dice mucho de la opinión que tu cliente tiene de tu negocio.

 

Ofréceles a cambio un producto de calidad o un excelente servicio, y también la oportunidad de ser un cliente fiel. No te conformes con una venta, crea un relación. Cuesta bastante menos dinero y menos esfuerzo mantener un cliente que conseguir uno nuevo.

 

Cuando realices tus campañas de fidelización, no olvides cuatro reglas básicas:

 

Regla 1: Consigue toda la información posible de tus clientes.

Puede sonar obvio, pero muchas empresas ignoran casi todo de sus clientes. Cuanta más información tengas, más sencillo te será ponerte en contacto con él para ofrecerle alguna oferta o algún producto nuevo.

Datos tan básicos como una dirección postal, teléfono, una persona de contacto y un email son imprescindibles.

 

Regla 2: Mantén sus datos actualizados.

Cuando realices un mailing, limpia siempre la base de datos con las cartas devueltas. Ahorrarás dinero en tus próximas campañas. Una base de datos actualizada es un tesoro para tu empresa.

 

Regla 3: No trates a tus clientes como sino lo fueran.

Si reciben una carta del tipo «10 euros a descontar de tu primera compra» conseguirás el efecto contrario, ya que no sólo es una oferta de la que no se pueden beneficiar y sino que la considerarán un agravio comparativo . Aunque los mailings genéricos son más fácil de hacer, no son igual de efectivos. No puedes tratar igual a un cliente que a un potencial. En el caso de tus clientes se trata de fidelizar, no de convencer. En tus mailings  ofréceles ventajas específicas para ellos, como puedes ser descuentos, regalos, acceso preferente a nuevos productos, etc.

 

Regla 4: Varía el diseño de tus cartas.

Si les envías el mismo mailing una y otra vez, acabarás aburriéndoles. Infórmales de los productos o servicios que aún no han probado. Explícales como sacar lo mejor de tu producto o servicio. Avísales de las promociones de temporada con tiempo suficiente para que planifiquen sus compras. Recuérdales tu presencia de forma regular, pero sin llegar a resultar pesado: lo justo para que no se olviden de ti, para recordarles que eres el mejor en lo que haces.

 

El mailing postal es la mejor forma de hacerles llegar ese mensaje informativo, atractivo y actual.